“La pobreza es una
espiritualidad, es una actitud del cristiano, es una disponibilidad del alma
abierta a Dios. Por eso decía Puebla que los pobres son una esperanza en
América Latina, porque son los más disponibles para recibir los dones de Dios.
Por eso Cristo dice con tanta emoción: ¡Dichosos ustedes los pobres, porque de
ustedes es el reino de Dios!”
- Homilía 17 de
febrero de 1980
El sábado 23 de
mayo, será la Beatificación de Monseñor Oscar Romero en El Salvador. Será una
gran fiesta para toda la Iglesia de Latinoamérica, ya que la vida y obra del
obispo mártir salvadoreño trasciende las fronteras de su país.
La preocupación
de Romero por los pobres y su generosidad fue bien conocida; no sin descuidar
la atención de las personas con posición económica holgada.
Defendió al clero
perseguido, a los pobres y veló por el respeto de los derechos humanos.
El amor de Romero
por los pobres le servía para querer más a su país, y lo comprendía como un
camino, también para los ricos, en la búsqueda del bien común y de la salvación
eterna.
No se trataba, al
mismo tiempo, de una dedicación exclusiva a las personas de escasos recursos.
Supo estar abierto a las gentes de todas las condiciones sociales, tomando en
cuenta que la pobreza no solo es económica, sino también de espíritu
San Juan Pablo
II, especifico con estas palabras: "Lo mataron justo en el momento
más sagrado, durante el acto de lo más alto y lo más divino... Fue asesinado un
Obispo de la Iglesia de Dios en el ejercicio de su misión santificadora
ofreciendo la Eucaristía".
En más de una
ocasión San Juan Pablo II dijo: “Romero es nuestro, Romero es de la Iglesia”.
Romero murió ante el altar, justo al inicio del ofertorio, con el corporal
abierto, listo para poner ahí el pan que va a ser más tarde transformado en el
cuerpo de Cristo que se ofrece en la Cruz, después de haber comentado en la
homilía que si el grano de trigo no muere, no da fruto.
Te dejamos dos
enlaces para conecer un poco más sobre él…