El
Papa Francisco explicó que “celebrar un Jubileo de la Misericordia
significa poner en el centro de nuestra vida personal y de nuestras comunidades
el contenido esencial del Evangelio: Jesucristo. Él es la Misericordia hecha
carne, que hace visible para nosotros el gran Amor de Dios.
Se
trata pues de una ocasión única para experimentar en nuestra vida el perdón de
Dios, su presencia y su cercanía, especialmente en los momentos de mayor
necesidad. Además, significa aprender que el perdón y la misericordia es lo que
más desea Dios, y lo que más necesita el mundo”.