lunes, 30 de noviembre de 2015

Decreto del Arzobispo de Córdoba en el año Jubilar de la Misericordia


Al atravesar las Puertas de la Misericordia podremos recibir la gracia de la Indulgencia Jubilar, para nosotros mismos o para los fieles difuntos. Y todos aquellos que se vean imposibilitados de llegar hasta la Puerta Santa, los enfermos, ancianos y presos también podrán alcanzar esta gracia de la indulgencia.

Les ofrecemos el Decreto del Arzobispo de Córdoba para compartir con las comunidades.

CARLOS JOSÉ ÑÁÑEZ POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA ARZOBISPO DE CÓRDOBA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

VISTO la próxima celebración del año Jubilar Extraordinario de la Misericordia que iniciará el 08 de diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II;

CONSIDERANDO la solicitud pastoral del Santo Padre Francisco que quiere proveer oportunamente los tesoros espirituales que se han de conceder a los fieles para su santificación;

EN VIRTUD de la Bula Misericordiae Vultus, convocando el año Jubilar, del 11 de abril del corriente año y la Carta al Presidente al Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización del 1º de septiembre del corriente año, ambas de su S. S. el Papa Francisco, en dónde se conceden las gracias jubilares y la potestad que se me confiere;

POR LAS PRESENTES LETRAS

1. DETERMINO que el domingo III de Adviento, 13 de diciembre de 2015, se abra la Puerta Santa de la Misericordia en la Iglesia Catedral de Córdoba y, al mismo tiempo y en horarios convenientes, el Cura Párroco hago lo mismo en cada Iglesia Parroquial, para que como Comunidad Arquidiocesana nos comprometamos a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y renovación espiritual, siendo un signo visible de la comunión de toda la Iglesia.

2. RECUERDO que los fieles al atravesar estas Puertas de la Misericordia podrán recibir la gracia de la Indulgencia Jubilar, para sí mismos como para los fieles difuntos, debidamente reconciliados mediante el sacramento de la Penitencia, recibiendo la Sagrada Comunión, orando por las intenciones del Sumo Pontífice, rezando devotamente el Padrenuestro y el Credo. La gracia de la Indulgencia se puede recibir tantas veces cuanta se haga esta piadosa visita, teniendo en cuenta la norma que solamente se puede obtener indulgencia plenaria una sola vez al día.

3. PONGO EN EVIDENCIA que todos los que se vean imposibilitados de llegar hasta la Puerta Santa, los enfermos y ancianos: allí donde estén, les será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección, vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad. Será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar recibiendo la comunión o participando en la santa Misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación. Los presos que experimentan la limitación de su libertad y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta, podrán recibir la gracia de la Indulgencia en las capillas de las cárceles, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, puede este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad.

4. EXHORTO a todos los sacerdotes que ejercen el ministerio sacerdotal en la Arquidiócesis que, a lo largo de este año Extraordinario de la Misericordia, crezcan en generosidad y disponibilidad para estar junto a los fieles y administrar el Sacramento de la Penitencia, como signo de la cercanía misericordiosa del Padre.

5. COMUNÍQUESE a todo el Pueblo de Dios que peregrina en la Arquidiócesis de Córdoba, publíquese en el Boletín oficial y archívese.

DADAS en la sede Arzobispal a veintiún días del mes de Noviembre de dos mil quince, memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María.

+ Carlos José Ñáñez ARZOBISPO DE CÓRDOBA
Silvio Roger Loto SECRETARIO CANCILLER



sábado, 28 de noviembre de 2015

Grupo Scout Perito Moreno

El sábado 28 de noviembre los chicos hicieron su promesa durante el Campamento en el Parque San Martin. Felicidades a todos los chicos, los dirigentes y las familias que Dios guie siempre sus pasos y los colme de bendiciones !!!





viernes, 27 de noviembre de 2015

Corona de Adviento

Preparándonos para la llegada del Adviento,

podemos ir armando nuestra Corona de Adviento.

(Hacé clic sobre la imagen para acceder)

Subsidio Corona de Adviento


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Boletín Parroquial Noviembre 2015

Les compartimos el Boletín Parroquial correspondiente a noviembre del 2015. 

Para acceder deben hacer clic sobre la imagen y si desean pueden descargarlos a sus computadoras e imprimirlo.


Boletín parroquial noviembre 2015




Coro de niños y adolescentes

Hoy miércoles 25 a las 17:30hs  en la Escuela Lazcano Colodrero (dirección: Raimundo Caparroz 7309) se realiza un taller de coro para niños y adolescentes de 10 a 17 años de zonas vulnerables.





martes, 24 de noviembre de 2015

Presentación del libro "San Felipe de Neri, el santo de la alegría"

Hoy martes 24, después de la misa en la capilla Ntra. Sra. del Carmen, se presentará el libro "San Felipe de Neri, el santo de la alegría" de Christian Abel Lascurain.
Están invitados a participar...




domingo, 22 de noviembre de 2015

Fallecimiento del papá del P. Pablo

Pedimos por el eterno descanso de Osvaldo Viola, papá del padre Pablo, por su familia y amigos. Los acompañamos en este difícil momento y elevamos una oración por su alma. 

El velatorio será en Boulevard Servicios Sociales (Bv. San Juan 537, ciudad de Córdoba)

Lunes 23 a las 13:30hs será la misa del sepelio del papá del P. Pablo en la Capilla Ntra. Sra. de los Dolores del Cementerio Parque de Villa Allende.



sábado, 7 de noviembre de 2015

Padre Ricardo Seirutti nuevo Obispo Auxiliar de Córdoba



Bienvenida al nuevo obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba
Con inmensa alegría hemos recibido la designación de un nuevo obispo auxiliar de Córdoba, en la persona del Padre Ricardo Seirutti.
Agradecemos profundamente a Dios nuestro Señor por este nuevo don, y al Santo Padre el Papa Francisco por este nuevo gesto de confianza para con nuestra Arquidiócesis.
Le auguramos al nuevo obispo auxiliar un fecundo ministerio y anhelamos de todo corazón recibir el aporte de su entrega generosa y de su constante alegría.
Nos comprometemos a acompañarlo con nuestra oración, nuestra colaboración en su tarea apostólica y nuestro cariño fraternal.
El Padre Ricardo recibirá su consagración episcopal el viernes 18 de diciembre a las 19.30 horas en la Iglesia Catedral de Córdoba.
¡Querido Padre Ricardo, en nombre nuestro y en nombre de toda la Arquidiócesis te damos la más cordial de las bienvenidas!
+  Carlos  José  Ñáñez
Arzobispo de Córdoba
+  Pedro   Javier   Torres
Obispo Auxiliar de Córdoba

(AICA): El Sumo Pontífice Francisco nombró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Córdoba al Pbro. Ricardo Orlando Seirutti, de 59 años, actualmente párroco de San Juan Evangelista, en la ciudad de Córdoba, y vicario episcopal para Movimientos y Asociaciones Laicales de la arquidiócesis. El nombramiento fue dado a conocer hoy en forma simultánea en Roma y en Buenos Aires. Aquí lo hizo esta mañana el nuncio apostólico, Mons. Emil Paul Tscherrig, a través de la agencia AICA. Con este nombramiento la arquidiócesis de Córdoba, cuyo arzobispo es Mons. Carlos José Ñáñez, tiene ahora dos obispos auxiliares. El otro es Mons. Pedro Javier Torres, nombrado por el papa Francisco el 16 de noviembre de 2013.

Biografía del padre Ricardo Seirutti
El Presbítero Ricardo Orlando Seirutti nació el 31 de julio de 1956, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sus padres Orlando Juan Seirutti y Narcisa García Sánchez, junto con su hermana Cristina conforman su familia. Alrededor de los 7 años se trasladaron a la ciudad de Alta Gracia, Córdoba, donde realizó su escuela primaria y sus estudios secundarios, egresando como Bachiller Físico Matemático del Colegio Nacional de Alta Gracia.
Posteriormente cursó algunos años en Ciencias Químicas, Traductorado de Inglés y Teatro. También trabajó en una fábrica de esa ciudad. Todos estos años fueron descubriendo en su corazón el llamado de Jesús al sacerdocio. Ingresó al Seminario Mayor de Córdoba Nuestra Señora de Loreto en el año 1981, recibiendo su ordenación sacerdotal el 6 de octubre de 1988, en la ciudad de Alta Gracia.

Su camino en la Arquidiócesis de Córdoba

Fue formador en el Seminario Menor de la ciudad de Jesús María. Cursó y recibió el título de Profesor en Filosofía y Ciencias Sagradas del Instituto Superior Nuestra Señora de Loreto (Seminario Mayor de Córdoba). Pasó por breve tiempo por las comunidades de las parroquias Corazón Eucarístico de Jesús y la del Santo Cristo, ambas en la ciudad de Córdoba. Fue también Asesor de la Pastoral Vocacional y la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis. Capellán de las Hermanas Concepcionistas Argentinas. Asesor en sus comienzos en la Arquidiócesis del Movimiento Partida. Actualmente es párroco en la comunidad de San Juan Evangelista, en las inmediaciones del centro de la ciudad de Córdoba. Aprobó recientemente el Bachillerato Teológico y cursa la Licenciatura en Teología Dogmática de la Facultad de San Miguel, en su extensión en la Universidad Católica de Córdoba. Es capellán del Hospital Privado de la ciudad de Córdoba. Es formador, junto a un equipo, de la formación inicial al Diaconado Permanente. Pertenece a la Comisión de Formación Sacerdotal Permanente. Recientemente ha sido nombrado Vicario Episcopal de Movimientos y Asociaciones Laicales.

Día Nacional del Enfermo


El Papa Francisco pide “sapientia cordis”, la sabiduría del corazón. Sabiduría del corazón es servir al hermano. Sabiduría del corazón es estar con el hermano. Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano, es ser solidarios con el hermano sin juzgarlo.
Conferencia Episcopal Argentina – Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud – Día Nacional del Enfermo Domingo 8 de noviembre de 2015. Carta Pastoral a las comunidades.

“Ponele corazón, amá a los enfermos”.

Queridos hermanos:
El Papa Francisco nos pide este año, en su mensaje para la XXIII Jornada Mundial del Enfermo, que vivamos en la perspectiva de la sapientia cordis, la sabiduría del corazón. Hemos querido, como Comisión Episcopal, dejar que un mismo tema nos una para celebrar el Día Nacional del Enfermo, para que, trabajándolo en nuestras comunidades, podamos recuperar la mirada hacia los que sufren con actitud contemplativa. Esta sabiduría no es un conocimiento teórico, abstracto, fruto de razonamientos, sino una actitud infundida por el Espíritu Santo en la mente y en el corazón de quien sabe abrirse al sufrimiento de los hermanos y reconoce en ellos la imagen de Dios.
Sabiduría del corazón es servir al hermano. Cuántos cristianos dan testimonio también hoy, no con las palabras, sino con su vida radicada en una fe genuina, estando junto a los enfermos que tienen necesidad de una asistencia continuada, de una ayuda para lavarse, para vestirse, para alimentarse. Este servicio, especialmente cuando se prolonga en el tiempo, se puede volver fatigoso y pesado. Es relativamente fácil servir por algunos días, pero es difícil cuidar de una persona durante meses o incluso durante años, incluso cuando ella ya no es capaz de agradecer. Y, sin embargo, es un gran camino de santificación. En estas circunstancias, ¡qué importante que es la familia!, y ¡cuán difícil es a veces tener un ser querido enfermo! Los familiares también necesitan de la cercanía del Señor, y del apoyo especial de la Iglesia.
Sabiduría del corazón es estar con el hermano. En este Año de la Vida Consagrada, cómo no resaltar y agradecer los testimonios de entrega de tantos consagradas y consagrados que, a lo largo de la historia, han donado su vida y, junto a los enfermos y sufrientes, siguen siendo imagen de Jesús. Cómo no reconocer ese generoso acompañamiento, tantas veces silencioso y no lo suficientemente valorado, para confortar y consolar con cercanía y amor. Hombres y mujeres, profetas del Reino en el mundo de la salud, testigos de la fe y la caridad, que anuncian con su entrega cotidiana: “Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve” (Lc 22,27)
Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, desconociendo aquella palabra del Señor, que dice: «A mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).
Sabiduría del corazón es ser solidarios con el hermano sin juzgarlo. La caridad tiene necesidad de tiempo para curar a los enfermos, para visitarles, para estar junto a ellos, como hicieron los amigos de Job: «Luego se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande» (Jb2,13). La caridad verdadera, es participación que no juzga. La experiencia de Job encuentra su respuesta auténtica sólo en la Cruz de Jesús, acto supremo de solidaridad de Dios con nosotros, totalmente gratuito, totalmente misericordioso. Y esta respuesta de amor al drama del dolor humano, especialmente del dolor inocente, permanece para siempre impregnada en el cuerpo de Cristo resucitado, en sus llagas gloriosas, que son escándalo para la fe pero también son verificación de la fe (Cf. Homilía con ocasión de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, 27 de abril de 2014).
María, Sede de la Sabiduría, intercede, como Madre nuestra por todos los enfermos y los que se ocupan de ellos. Haz que en el servicio al prójimo que sufre y a través de la misma experiencia del dolor, podamos acoger y hacer crecer en nosotros la verdadera sabiduría del corazón.

+ Mons. Alberto G. Bochatey, O.S.A. (Presidente)

+ Mons. Ricardo Faifer + Mons. Oscar Sarlinga + Mons. Luis Urbanc



miércoles, 4 de noviembre de 2015

¡Feliz Cumple!


Que el Señor de la vida te conceda gracia abundante para que sigas siendo testimonio de su amor, con tu vida y entrega generosa.


Feliz Cumple Padre Daniel!!!





lunes, 2 de noviembre de 2015

DIFUNTOS: LO QUE HAY DE ETERNO EN EL MUNDO


“Porque esta es la voluntad del Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él tenga la vida eterna. 
Y yo lo resucitaré en el último día” 
(Jn 6,40)

La Iglesia, hoy, nos invita a entrar en comunión con el Dios de la Vida y a rezar con nuestros difuntos y por nosotros que “vivimos esta vida con sabor de eternidad”. La celebración de hoy debe alimentar en nosotros la sabiduría de ponernos frente a la muerte.
Comenzamos nuestra reflexión haciendo memoria de una escena de los relatos de la Pasión: junto a Jesús, a los pies de la cruz, se encuentra un grupo de mujeres. Ellas contemplan algo absurdo, la muerte de un inocente; ellas no tienen miedo de mirar a la muerte de frente.
Ellas, porque miran la muerte de frente, van más allá, van a lo más profundo y hacen la experiencia de la no-muerte, de la vida eterna.  Ellas ven el amor en la muerte; ellas saben que la vida de Jesús no le será quitada porque Él la ha donado. A los pies de la Cruz ellas contemplan el Amor más fuerte que la muerte. Y es así que ellas, porque miran la muerte de frente, van a ser los primeros testigos de la  Resurrección. Por eso ellas nos aportan algo nuevo a nuestra experiencia, porque si huimos de la muerte no podremos ir al otro lado, al más allá de la muerte.


En algún momento de nuestras vidas es preciso dejarnos llevar por esta actitud.
Se trata de aceptar nuestro ser mortal para ir más allá de nuestro ser mortal. Porque es en el fondo de esta experiencia mortal que podemos entrar en la contemplación de lo que es inmortal. Acompañar la muerte de los otros, sentir que caminamos hacia la propia muerte, nos hará capaces de mirarla de frente.
Lo que llamamos Vida Eterna no es la vida después de la muerte, sino que es la vida antes, durante y después de la muerte. Y que es eterna.

Un dato que nos afecta a todos en estos tiempos posmodernos: la incapacidad cultural de abordar los límites, pérdidas, fracasos, muertes.... Vivimos una cultura en la cual el dolor y la muerte fueron expulsadas de la experiencia humana. Es algo feo, de mal gusto, algo que debe ser eliminado de la vida cotidiana.
Vivimos una de las grandes mentiras de nuestra cultura, o sea, la muerte ya no está presente en el escenario cotidiano, ya no existe. La muerte es distante y virtual, de modo que no afecta a nuestra sensibilidad.

Vivimos como si fuéramos inmortales. Siempre es asunto de los otros, pero nunca asunto “mío”. Cuando se hace presente, las personas se alejan de ella, o también, se la aleja a locales específicos. Es el  fracaso radical de una cultura fundada sobre el éxito y el triunfo y, cuando siente la presencia de la muerte, todo queda desestabilizado.
La negación de la muerte siempre se cobra su precio: el achicamiento de nuestra vida interior, el entorpecimiento de la visión, el achatamiento de la racionalidad, la atrofia de los sueños.
Enfrentar la muerte como plenitud no sólo nos  pacifica sino que también hace la existencia más aguda, más preciosa, más vital. Ese abordaje de la muerte lleva a un compromiso mayor  con la vida.

Confrontar con la muerte no desemboca necesariamente en una desesperación que despoje a la vida de todo sentido. Al contrario, puede ser la experiencia que nos despierte a una vida más intensa.
Nos hace volver a la vida de una manera más rica y apasionada; aumenta la consciencia de que esta vida, nuestra única vida, debe ser vivida intensa y plenamente.
La experiencia de la muerte puede servir como una experiencia reveladora, un catalizador extremamente útil para producir grandes cambios en la vida.
                              “La muerte, menos temida, da más vida”.

Pensadores antiguos nos recuerdan la interdependencia entre vida y muerte.
Ellos nos enseñaron que aprender a vivir bien es aprender a morir bien, y que, recíprocamente, aprender a morir bien es aprender a vivir bien. Cuanto más mal vivida es la vida, mayor es la angustia de la muerte; cuánto más fracasamos en vivir plenamente, más se teme la muerte.
S. Agustín escribió que “sólo delante de la muerte el carácter de un hombre nace”.
Muchos monjes medievales tenían una calavera humana en sus celdas para concentrar sus pensamientos en la mortalidad y como una lección para conducirse en la vida. Montaigne sugirió que la mesa de trabajo de un escritor debe ofrecer una buena visión del cementerio para estimular el pensamiento.

La muerte no es el fin de la vida, sino su plenitud, cuando ésta es vivida con sentido.
La vida no debe ser corroída por la tiranía del egoísmo mezquino: la vida es encuentro, interacción, comunión...
Desperdiciar la vida es arruinar la existencia. Es trágico que una persona desperdicie la vida. Quien conoce el valor de la vida no puede degradarla.
E la muerte es el proceso permanente de vaciamiento del ego para vivir de una manera más oblativa, nuestro compromiso y nuestra donación a los otros. Este vaciamiento no significa la anulación de la “persona”, sino su potenciamiento. En la medida en que los aspectos que la limitan disminuyen, aumenta lo que tiene de plenitud.
La vida aumenta cuando se la comparte, y se debilita cuando permanece en el aislamiento y en la comodidad.

Lo esencial no es encontrar un camino para alcanzar la inmortalidad, sino aprender a “morir en Cristo”. A partir de este momento vamos aprendiendo a convivir con la muerte, con la de Él, con la nuestra e con la de los otros. Vamos aprendiendo, precisamente en medio de la muerte, a “celebrar la vida”, aún intuyendo que una lanza nos atravesará.
“Mirar la muerte de frente es aceptarla como parte de la vida y como ampliar la vida... Puede parecer una paradoja: excluyendo la muerte de nuestra vida, no vivimos en  plenitud, en tanto que, acogiendo la muerte en el corazón mismo de nuestra vida, la ampliamos y la enriquecemos” (Etty Hillesum).

Hacer memoria de aquellos y aquellas que nos precedieron y considerar nuestra muerte como camino hacia la plenitud, nos lleva a profundizar en la condición humana, a descubrir dimensiones de nuestra propia humanidad que, en esta cultura mentirosa, son mutiladas y reprimidas de tal manera que nos vuelven incapaces de ser portadores de la Buena Noticia. La vida emerge allí donde el mundo sólo ve fracaso y muerte. Orar a partir de nuestras precariedades y fragilidades nos pone en el camino para experimentar el don de la Pascua.
Sólo a partir de esta implicación, la Pascua nos abre al futuro y nos hace percibir que “la muerte no multiplica la Vida por cero”.

Texto bíblico:  Jn 6,37-40

En la oración: Alguien tuvo la osadía de afirmar que la muerte es más universal que la vida; todos mueren, pero no todos viven, porque son incapaces de re-inventar la vida cotidianamente.
Y vivir significa vaciar-se del ego para dejar transparentar lo que hay de divino en su interior. El grano de trigo que no muere, se pudre, e no multiplica las mil posibilidades latentes en su interior.
El “después de la vida” es un gran encuentro en que se nos preguntará: “Cuánto has vivido tu vida?”
“Hacer memoria” de las personas que vivieron intensamente y dejaron “marcas” en su vida.

P. Adroaldo Palaoro sj
Director del Centro de Espiritualidad Ignaciana – CEI



domingo, 1 de noviembre de 2015

Misa lunes 2 de noviembre


CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. 


Habrá misa a las 19 hs. en la Capilla Ntra. Sra. del Carmen (Sede Parroquial) y en la Capilla Ntro. Señor de la Buena Esperanza.