Adviento, un tiempo para vivir y celebrar, bajo el signo de “encuentro” entre
un Dios que viene al encuentro del hombre, y el hombre en busca de Dios. Es
tiempo de espera y de esperanza. Es un tiempo de preparación espiritual, de
abrirnos al Espíritu de Dios. Quiere prepararnos a la Navidad y mantenernos
alertas ante el Señor que viene.
La Corona de Adviento consiste en un
círculo de ramas verdes, con cuatro velas. El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es
eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo
que nunca debe de terminar. Las ramas verdes representan la esperanza y vida.
Las cuatro velas se van encendiendo una en una, durante los cuatro domingos de
Adviento. La luz brillando es un símbolo de Cristo, Luz del mundo.
I DOMINGO DE ADVIENTO
Señal
de la Cruz
Del
Evangelio según San Marcos 13,33-37
Tengan
cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será
como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores,
asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si
al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que
llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo
digo a todos: ¡Estén prevenidos!”.
Palabra del Señor.
Encendemos Señor
esta luz,
como aquel que
enciende su lámpara
para salir en la
noche al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera
semana del Adviento queremos levantarnos
para esperarte
preparados, para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos
envuelven, muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar
despiertos y vigilantes, porque tú nos traes
la luz más clara,
la paz más profunda, y la alegría más verdadera.
¡VEN PRONTO SEÑOR, VEN, SEÑOR JESÚS!
Guía: Unidos en una sola voz digamos:
Padrenuestro…
Señal
de la Cruz.
II DOMINGO DE ADVIENTO
Señal
de la Cruz
Del
Evangelio según San Marcos 1,1-8
Comienzo
de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el
libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para
prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del
Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto,
proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la
gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían
bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y
un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y
predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo
ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus
sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el
Espíritu Santo”.
Palabra del Señor.
Encendemos, Señor,
esta luz,
en esta segunda
semana de Adviento.
Queremos
prepararnos para recibirte con alegría.
Queremos, como Juan
Bautista,
preparar el camino
que nos lleve a Ti.
¡VEN PRONTO SEÑOR,
VEN SALVADOR!
Guía: Unidos en una sola voz digamos:
Padrenuestro…
Señal
de la Cruz.
III DOMINGO DE ADVIENTO
Señal
de la Cruz
Del
Evangelio según San Juan 1,6-8.19-28
Apareció
un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos
creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. Este es
el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas
desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. Él confesó y no lo
ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”. “¿Quién eres,
entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?”. Juan dijo: “No”. “¿Eres el
Profeta?”. “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que
podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”.
Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del
Señor, como dijo el profeta Isaías”. Algunos de los enviados eran fariseos, y
volvieron a preguntarle: “¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías,
ni Elías, ni el Profeta?”. Juan respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio
de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo
no soy digno de desatar la correa de su sandalia”. Todo esto sucedió en
Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.
En las tinieblas se
encendió la luz, en el desierto clamó su voz.
Se anuncia la buena
noticia: el Señor va a llegar.
Preparen sus
caminos, porque ya se acerca.
Adornen su alma
como una novia se engalana el día de su boda, ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es
la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos
estas tres velas, cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡VEN SEÑOR A
SALVARNOS,ENVUÉLVENOS EN TU LUZ,
CALIÉNTANOS CON TU
AMOR!
Guía: Unidos en una sola voz digamos:
Padrenuestro…
Señal
de la Cruz.
IV DOMINGO DE ADVIENTO
Señal
de la Cruz
Evangelio
de San Lucas 1,26-38.
En
el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era
María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de
gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada
y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No
temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y
le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede
ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu
parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada
estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para
Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí
lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.
Palabra
del Señor.
Al encender estas
cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella,
la Virgen, tu Madre y nuestra Madre.
Nadie te esperó con
más ansia, con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió
con más alegría.
Te sembraste en
ella,
como el grano de
trigo se siembra en el surco,
y en sus brazos
encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros
queremos prepararnos así:
en la fe, en el
amor y en el trabajo de cada día.
¡VEN PRONTO SEÑOR,
VEN A SALVARNOS!
Guía: Unidos en una sola voz digamos:
Padrenuestro…
Señal de la Cruz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario