miércoles, 26 de noviembre de 2014

Adviento 2014


Adviento, un tiempo para vivir y celebrar, bajo el signo de “encuentro” entre un Dios que viene al encuentro del hombre, y el hombre en busca de Dios. Es tiempo de espera y de esperanza. Es un tiempo de preparación espiritual, de abrirnos al Espíritu de Dios. Quiere prepararnos a la Navidad y mantenernos alertas ante el Señor que viene.

La Corona de Adviento consiste en un círculo de ramas verdes, con cuatro velas. El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. Las ramas verdes representan la esperanza y vida. Las cuatro velas se van encendiendo una en una, durante los cuatro domingos de Adviento. La luz brillando es un símbolo de Cristo, Luz del mundo.

I DOMINGO DE ADVIENTO

Señal de la Cruz

Del Evangelio según San Marcos 13,33-37                                                                               
Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!”.    
Palabra del Señor.

Encendemos Señor esta luz,
como aquel que enciende su lámpara
para salir en la noche al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento queremos levantarnos
para esperarte preparados, para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven, muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes
la luz más clara, la paz más profunda, y la alegría más verdadera.
 ¡VEN PRONTO SEÑOR, VEN, SEÑOR JESÚS!

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padrenuestro…
Señal de la Cruz.

II DOMINGO DE ADVIENTO

Señal de la Cruz

Del Evangelio según San Marcos 1,1-8 
                                                                            
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.  Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.
Palabra del Señor.

Encendemos, Señor, esta luz,
en esta segunda semana de Adviento.
Queremos prepararnos para recibirte con alegría.
Queremos, como Juan Bautista,
preparar el camino que nos lleve a Ti.
¡VEN PRONTO SEÑOR, VEN SALVADOR!

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padrenuestro…
Señal de la Cruz.

III DOMINGO DE ADVIENTO
  
Señal de la Cruz

Del Evangelio según San Juan 1,6-8.19-28
                                                                        
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo,  para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”. “¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?”. Juan dijo: “No”. “¿Eres el Profeta?”. “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”. Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: “¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”. Juan respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.

En las tinieblas se encendió la luz, en el desierto clamó su voz.
Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparen sus caminos, porque ya se acerca.
Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda, ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas, cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡VEN SEÑOR A SALVARNOS,ENVUÉLVENOS EN TU LUZ,
CALIÉNTANOS CON TU AMOR!

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padrenuestro…
Señal de la Cruz.

IV DOMINGO DE ADVIENTO 

Señal de la Cruz

Evangelio de San Lucas 1,26-38.

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó. 
Palabra del Señor.

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen, tu Madre y nuestra Madre.
Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella,
como el grano de trigo se siembra en el surco,
y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡VEN PRONTO SEÑOR, VEN A SALVARNOS!

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padrenuestro… 
Señal de la Cruz

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