Ante
la muerte del señor Fiscal, Dr. Natalio Alberto Nisman, los obispos
expresamos en primer lugar nuestro afecto y oración a su mamá y a toda su
familia, pidiendo al Buen Dios el consuelo de la fe. Sentimientos que hacemos
extensivos a las personas cercanas a su afecto y trabajo.
Como
pastores compartimos la conmoción, perplejidad e incertidumbre que en estos
días afectan a los argentinos. No obstante, confiamos en las instituciones de
la República, para superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la
democracia.
Sentimos
la necesidad de hacer un llamado a las autoridades y a toda la dirigencia
política a poner todo el esfuerzo, honestidad y capacidad investigativa, para
alcanzar la verdad, única base de la justicia.
Recordamos
lo que dijimos oportunamente: “Debemos enfrentar estos desafíos confiando en
las reservas morales y en los profundos valores que son el sustento de nuestra
convivencia, porque la falta de verdad despierta profunda desconfianza y
termina dañando el tejido social” (Hacia un Bicentenario en Justicia y
Solidaridad,30).
Como
Nación soberana necesitamos estar a la altura de las exigencias judiciales e
institucionales, para que este doloroso acontecimiento sea esclarecido.
En
estos momentos alentamos a mantener serenidad y cautela en los juicios, firmeza
y perseverancia en la búsqueda de la verdad.
Invitamos
a nuestro pueblo a intensificar la Oración por la Patria en todas las
comunidades, como así también a los hermanos de otras confesiones cristianas y
otros credos a permanecer unidos en la plegaria. Pedimos a los hombres y
mujeres de buena voluntad a unir sus pensamientos a esta causa.
Con
fe y esperanza, volvemos nuestra mirada a la Virgen de Luján, para que ella nos
siga acompañando en la construcción de una Patria unida, justa y pacificada.
Comisión
Ejecutiva
Conferencia
Episcopal Argentina
21
de enero de 2015